#05 | La Comunidad del Anillo...azul
De chica soñaba con ser heroína de ciertas películas. No quería ser princesa aunque me veía todas las de Disney, yo quería ser la versión femenina de Neo, quería ser John Connor, Batman o una Jedi. Ya bastante grandulona, pero antes de tener decidido que quería estudiar cine, con 17 años mi sobrenombre se instauró como Flodo (es más, estaba incluido en mi primer dirección de email). Se había estrenado el Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo (primera parte de la trilogía de Peter Jackson, basada en los libros de J. R. Tolkien) y Frodo me resultaba un gran héroe: Frodo-Flo-Flodo.
Resulta que un día en la Comarca donde viven los Hobbits, reaparece el Anillo de poder que se creía perdido. Si este Anillo Único forjado por Sauron, el Señor Oscuro, cae en las garras del mal nuevamente, traerá destrucción y esclavitud para las razas de la Tierra Media: elfos, hobbits, enanos, humanos. Entonces Gandalf, el mago, encomienda a Frodo, un hobbit, que traslade el anillo a la Tierra de los Elfos, donde en un concilio con representantes de cada raza, se decidirá el destino que debe darse al anillo. En ese conciliábulo, nadie parece ponerse de acuerdo y ante el conflicto que surge, Frodo decide ofrecerse a ser quien lleve el anillo al Monte del Destino, en las Tierras Oscuras de Mordor para destruirlo en el lugar donde fue forjado, ya que esa es la única manera. Así Gandalf; los hobbits Sam, Merry y Pippin; los humanos Boromir y Aragorn; el enano Gimli y el elfo Légolas se ofrecen a acompañarlo y emprenden la aventura.
Me conmovía la fortaleza del pequeño Hobbit para plantarse y decirles a todos los representantes reunidos de la Tierra Media “¡yo me la banco, yo voy a llevar el anillo hasta donde sea para destruirlo, giles!”. Bueno, no era así tal cual el diálogo, pero no quiero dejar más en evidencia lo nerd que soy reproduciendo el diálogo literal. Lo que sí reproduzco con exactitud, es lo que la elfa Galadriel le dice a Frodo cuando él, más adelante, dudando si podrá cumplir la misión, le dice que no puede hacerlo solo: “Eres el portador del Anillo, Frodo. Llevar el Anillo de Poder conlleva estar solo. Esta misión te ha sido encomendada, y si tu no encuentras el camino... nadie lo hará”.
Frodo tiene esta sensación genuina porque realmente hay una responsabilidad muy fuerte que recae sobre él y nadie más. Pero en realidad no está del todo solo porque en cuanto él se ofrece a ser el portador del anillo, todo un grupo de diversos personajes que no pueden cargar con el anillo en sí, pero sí pueden poner a disposición sus virtudes y herramientas, quieren caminar a su lado. Frodo sin ellos no puede.
Cuando pienso en ese fragmento de diálogo ahora, no puedo evitar extrapolarlo a mi situación: “Tenés diabetes, Flodo. Llevar tu diabetes Tipo 1 conlleva estar sola. Esta misión te fue encomendada, y si vos no encontrás el camino... nadie lo hará”.
Tengo una responsabilidad muy grande viviendo con DT1. Desde pequeños detalles que hacen el día a día hasta situaciones un poco más complejas que quizá determinan cómo será mi futuro. Debo estar muy alerta siempre y todo puede afectar: el ánimo influye, el cansancio, el clima, los cambios hormonales del ciclo femenino. ¿Qué onda todo esto, soy una X-Men? no, ¡volvé, volvé...hoy sos una Hobbit! (y pregunto y me contestó como si fuéramos dos, como Gollum).
Entiendo que quizá mi independencia puede confundirse con una autosuficiencia insoportable, pero yo puedo andar con paso seguro la mayoría del tiempo (hay algunas veces también en las que siento que no puedo, como Frodo) porque sé que estoy acompañada: mis amigas y amigos, mi novio, mi hermana y mi cuñado, mis camaradas de estudio y de trabajo son como los Hobbits entusiastas e incansables, cálidos y divertidos, muchas veces sorprendentes. Mi doc (sí, a mi diabetóloga le digo “Doc” porque también me la doy de Marty McFly) y Jesi, mi educadora en Medtronic (el laboratorio de la bomba de insulina) me trasmiten el conocimiento y la confianza, como Gandalf, el guía y mentor. Mamá y papá son como algunos de los otros guerreros, como Aragorn o Légolas, no tengo mejores defensas.
Y por supuesto nunca faltarán orcos y otros entes de la oscuridad para derrotar, si no la historia sería aburrida.
El Día Mundial de la Diabetes (14 de Noviembre) tiene como símbolo un círculo azul que simboliza la vida y la salud. Es por esto que por todo lo antes dicho, hoy nos denomino “La Comunidad del anillo azul”.
Hoy dejo un micro-cuento de Thomas Bailey Aldrich.
Sola y su alma
Una mujer está sentada sola en su casa. Sabe que no hay más en el mundo: todos los seres han muerto. Golpean a la puerta.
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